La forma en que entendemos y describimos nuestro entorno está cambiando radicalmente. De igual manera las herramientas que utilizamos para edificarlo e intervenir en su estructura física se transforman rápidamente. Anticipar estos cambios y abordarlos desde una perspectiva crítica, es la premisa del Senseable City Lab, una iniciativa en el área de investigación del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
Recientemente, científicos del MIT desarrollaron y patentaron una tela que repele el agua (hidrofóbica) y es capaz de absorber hasta 20 veces su propio peso en petróleo y otros contaminantes orgánicos. Según sus fabricantes, “este nanomaterial es tan delgado y liviano que parece papel” y además permite reutilizarse tantas veces como sea necesario.
Aprovechando las cualidades de este nanomaterial y motivados por acontecimientos como la reciente catástrofe ambiental que significó el derrame de petróleo en el golfo de México, el Senseable City Lab desarrolló el Seaswarm, un robot que absorbe contaminantes del agua; es pequeño, económico, y está diseñado para “auto-organizarse” y trabajar en conjunto sin necesidad de intervención humana.
El objetivo de este proyecto es crear un sistema organizado de robots filtradores que funcionen como una “escuadra de limpieza”; mediante la utilización de GPS, estos robots trabajan y se distribuyen uniformemente, comunicándose simultáneamente entre ellos y con los investigadores y científicos en tierra para coordinar y optimizar el proceso de recolección. Asimismo los Seaswarm pueden operar autónomamente con luz solar y además digieren los contaminantes in situ, evitando la necesidad de regresar a la costa para su mantenimiento y generando un eficiente proceso de limpieza en grandes áreas contaminadas.
Cada Seaswarm mide aproximadamente 5 metros de largo por dos metros de ancho y está compuesto principalmente por dos partes: una cabeza cubierta por una capa de celdas fotovoltaicas, que le permiten generar suficiente fuerza electromotriz para mantenerse varias semanas trabajando autónomamente en altamar. Y la segunda parte consiste en un cuerpo con forma de cinta o cinturón, cubierto por la nanotela a la que nos referíamos anteriormente. Esta cinta flexible rota constantemente para impulsar el robot hacia delante, y recolectar simultáneamente el petróleo derramado en la superficie del agua.
Cada vez que la cinta pasa por la cabeza del robot, los contaminantes son “digeridos” y la nanotela queda limpia y lista para continuar inmediatamente el proceso de absorción. Los detalles de ésta parte del proceso no se encuentran en la página del Senseable City Lab, pero ciertamente la reutilización del material es una gran ventaja en términos de eficiencia.
Si bien el Seaswarm es hasta ahora un prototipo que ha sido ensayado en un río, el éxito de estas pruebas preliminares es un ejemplo de la nanotecnología de punta utilizada como una gran opción para resolver problemas medioambientales actuales, comprobando en este caso específico, que “con una nueva estrategia de Diseño se puede revivir y preservar la calidad de nuestros océanos”.
Para ver más información se puede visitar la página del Senseable City Lab.
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